Definición: ¿Qué significa Pantalla de plasma?
Una pantalla de plasma es un tipo de pantalla plana que utiliza plasma, un gas ionizado cargado eléctricamente, para iluminar cada píxel con el fin de producir una salida de pantalla. Se usa comúnmente en pantallas de TV grandes de 30 pulgadas o más. Las pantallas de plasma suelen ser más brillantes que las pantallas LCD y también tienen una gama de colores más amplia, con niveles de negro casi iguales a los niveles de "habitación oscura".
Las pantallas de plasma también se conocen como pantallas de gas-plasma.
Techinfo explica la pantalla de plasma
Las pantallas de plasma utilizan gases ionizados para crear luminancia, a diferencia de la tecnología LCD, que utiliza retroiluminación como fluorescente y LED. Un panel de pantalla de plasma consta de millones de pequeños compartimentos intercalados entre dos paneles de vidrio. Cada compartimento o celda se organiza en grupos de tres, que están recubiertos de fósforos de color rojo, verde y azul. Los electrodos se entrecruzan a lo largo de la parte delantera y trasera de las celdas, y cuando es necesario activar una celda, los electrodos se cargan; la diferencia de voltaje entre la parte delantera y la trasera ioniza el gas en la celda, lo que resulta en una pérdida de electrones y crea un plasma conductor de electricidad de átomos, iones y electrones libres. Las colisiones que ocurren debido a todas las partículas que flotan libremente conducen a la emisión de luz, y el color lo dicta el fósforo que recubre la celda. Aparte de cómo se generan la luz y el color, el proceso de combinar píxeles y formar una imagen es similar al de otras tecnologías de visualización.
Debido a la carga necesaria para ionizar el gas en el panel, las pantallas de plasma se calientan más y consumen más energía que los paneles LCD y AMOLED. Y aunque son capaces de una conmutación más rápida y mejores tiempos de respuesta, las pantallas de plasma no son buenas para prolongar la visualización de una imagen estática, ya que esto provoca "quemado", un fenómeno en el que la imagen se adhiere a la pantalla incluso después de varias actualizaciones. Este efecto se ha minimizado en gran medida en las pantallas modernas, pero sigue siendo el mayor inconveniente en comparación con las tecnologías LCD avanzadas, que ya compiten con los niveles de negro, la gama de colores y el brillo de las pantallas de plasma.